Una tumba de Chiu Chiu

Una tumba de Chiu Chiu: Arte, memoria y territorio
La exposición Una tumba de Chiu Chiu fue una muestra que conectó el arte contemporáneo con la memoria y la identidad del poblado de Chiu Chiu, una de las localidades más antiguas del desierto de Atacama. Presentada en el Palacio Pereira en Santiago de Chile, la exhibición reunió obras que exploraron la relación entre el pasado, el presente y el legado cultural de esta comunidad a través de diferentes lenguajes artísticos.
Chiu Chiu y su vínculo con la historia
Chiu Chiu, ubicado en la región de Antofagasta, es un pueblo con una rica historia prehispánica y colonial. Su identidad está profundamente arraigada en las culturas atacameñas, cuyos vestigios arqueológicos revelan siglos de ocupación en la zona. La muestra buscó reflexionar sobre estas huellas, utilizando el arte como medio para devolver la mirada a la memoria del lugar y su gente.
El desarrollo de la exposición
La curaduría estuvo a cargo del español Juan José Santos, quien propuso una investigación artística que se materializó en una serie de obras interdisciplinarias. Estas piezas no solo exploraron la noción de territorio y pertenencia, sino que también abrieron un diálogo entre lo histórico y lo contemporáneo.
Algunas de las obras que integraron la muestra fueron:
- «Prólogo de una enmienda» (2024), de Jairo Villalobos, que introdujo una reflexión visual sobre los vestigios y relatos de Chiu Chiu.
- «Audiovisual en los huesos» (2024), del equipo Una tumba de Chiu Chiu, basado en una idea de Juan José Santos.
- «Ckunna Tackatur ttasturckota (les estamos esperando)» (2024), realizada por el taller Suyis Liq’cau y Marcela Moraga, una instalación que abordó la relación entre los cuerpos y el territorio.
- Instalación de David Corvalán, compuesta por diversas piezas creadas entre 2021 y 2024, donde el artista exploró la materialidad y las huellas de la minería en la región.
- Audiovisual y piezas de cerámica de los niños y niñas de la escuela San Francisco de Chiu Chiu, resultado del taller dirigido por la artista Carolina Alma, que buscó rescatar la tradición ceramista del pueblo.
El aporte de los niños y la educación artística
Uno de los aspectos más significativos de la exposición fue la participación de los niños y niñas del poblado de Chiu Chiu. A través de un taller de cerámica, dirigido por Carolina Alma, los pequeños artistas crearon 12 piezas de cerámica inspiradas en el territorio y la historia de su comunidad. Esta iniciativa no solo promovió el aprendizaje de técnicas tradicionales, sino que también les permitió expresar sus propias visiones sobre la identidad atacameña y su vínculo con el entorno.
La obra de los niños reflejó el conocimiento ancestral transmitido a través de generaciones, uniendo el pasado con el presente en un ejercicio artístico que, más allá de la exhibición, contribuye a la preservación cultural del pueblo.
Documentos clave: Investigación y manifiesto curatorial
Para entender mejor la profundidad conceptual de la muestra, se recomienda revisar los siguientes documentos:
- «Devolver la mirada»: Este documento explora la investigación detrás de la exposición, abordando cómo el arte puede ser un medio de diálogo entre la comunidad y su historia. Se puede consultar en: Devolver la mirada – Investigación Una tumba de Chiu Chiu
- «Manifiesto curatorial»: Expone las ideas principales que guiaron la curaduría de la muestra, destacando la importancia de la memoria, el territorio y la participación comunitaria. Disponible en: Manifiesto curatorial – Una tumba de Chiu Chiu
Estos textos aportan un marco teórico y conceptual que permite profundizar en los objetivos de la exhibición y su impacto cultural.
Reflexión final: Arte como puente entre pasado y presente
Una tumba de Chiu Chiu no solo fue una exposición, sino un proyecto de investigación y revalorización cultural. La muestra permitió explorar cómo el arte puede generar nuevas lecturas sobre el territorio, la historia y la identidad. Además, iniciativas como la participación de la escuela San Francisco de Chiu Chiu evidencian la importancia de integrar a las comunidades en estos procesos creativos.
A pesar de que la exposición en el Palacio Pereira haya finalizado, su legado continúa vivo en cada una de las obras y en la memoria de quienes participaron en su creación. Para futuros investigadores y entusiastas del arte y la cultura atacameña, esta exhibición se mantiene como un testimonio del diálogo entre el arte y la memoria de Chiu Chiu.
Una tumba de Chiu Chiu

Una tumba de Chiu Chiu: Arte, memoria y territorio
La exposición Una tumba de Chiu Chiu fue una muestra que conectó el arte contemporáneo con la memoria y la identidad del poblado de Chiu Chiu, una de las localidades más antiguas del desierto de Atacama. Presentada en el Palacio Pereira en Santiago de Chile, la exhibición reunió obras que exploraron la relación entre el pasado, el presente y el legado cultural de esta comunidad a través de diferentes lenguajes artísticos.
Chiu Chiu y su vínculo con la historia
Chiu Chiu, ubicado en la región de Antofagasta, es un pueblo con una rica historia prehispánica y colonial. Su identidad está profundamente arraigada en las culturas atacameñas, cuyos vestigios arqueológicos revelan siglos de ocupación en la zona. La muestra buscó reflexionar sobre estas huellas, utilizando el arte como medio para devolver la mirada a la memoria del lugar y su gente.
El desarrollo de la exposición
La curaduría estuvo a cargo del español Juan José Santos, quien propuso una investigación artística que se materializó en una serie de obras interdisciplinarias. Estas piezas no solo exploraron la noción de territorio y pertenencia, sino que también abrieron un diálogo entre lo histórico y lo contemporáneo.
Algunas de las obras que integraron la muestra fueron:
- «Prólogo de una enmienda» (2024), de Jairo Villalobos, que introdujo una reflexión visual sobre los vestigios y relatos de Chiu Chiu.
- «Audiovisual en los huesos» (2024), del equipo Una tumba de Chiu Chiu, basado en una idea de Juan José Santos.
- «Ckunna Tackatur ttasturckota (les estamos esperando)» (2024), realizada por el taller Suyis Liq’cau y Marcela Moraga, una instalación que abordó la relación entre los cuerpos y el territorio.
- Instalación de David Corvalán, compuesta por diversas piezas creadas entre 2021 y 2024, donde el artista exploró la materialidad y las huellas de la minería en la región.
- Audiovisual y piezas de cerámica de los niños y niñas de la escuela San Francisco de Chiu Chiu, resultado del taller dirigido por la artista Carolina Alma, que buscó rescatar la tradición ceramista del pueblo.
El aporte de los niños y la educación artística
Uno de los aspectos más significativos de la exposición fue la participación de los niños y niñas del poblado de Chiu Chiu. A través de un taller de cerámica, dirigido por Carolina Alma, los pequeños artistas crearon 12 piezas de cerámica inspiradas en el territorio y la historia de su comunidad. Esta iniciativa no solo promovió el aprendizaje de técnicas tradicionales, sino que también les permitió expresar sus propias visiones sobre la identidad atacameña y su vínculo con el entorno.
La obra de los niños reflejó el conocimiento ancestral transmitido a través de generaciones, uniendo el pasado con el presente en un ejercicio artístico que, más allá de la exhibición, contribuye a la preservación cultural del pueblo.
Documentos clave: Investigación y manifiesto curatorial
Para entender mejor la profundidad conceptual de la muestra, se recomienda revisar los siguientes documentos:
- «Devolver la mirada»: Este documento explora la investigación detrás de la exposición, abordando cómo el arte puede ser un medio de diálogo entre la comunidad y su historia. Se puede consultar en: Devolver la mirada – Investigación Una tumba de Chiu Chiu
- «Manifiesto curatorial»: Expone las ideas principales que guiaron la curaduría de la muestra, destacando la importancia de la memoria, el territorio y la participación comunitaria. Disponible en: Manifiesto curatorial – Una tumba de Chiu Chiu
Estos textos aportan un marco teórico y conceptual que permite profundizar en los objetivos de la exhibición y su impacto cultural.
Reflexión final: Arte como puente entre pasado y presente
Una tumba de Chiu Chiu no solo fue una exposición, sino un proyecto de investigación y revalorización cultural. La muestra permitió explorar cómo el arte puede generar nuevas lecturas sobre el territorio, la historia y la identidad. Además, iniciativas como la participación de la escuela San Francisco de Chiu Chiu evidencian la importancia de integrar a las comunidades en estos procesos creativos.
A pesar de que la exposición en el Palacio Pereira haya finalizado, su legado continúa vivo en cada una de las obras y en la memoria de quienes participaron en su creación. Para futuros investigadores y entusiastas del arte y la cultura atacameña, esta exhibición se mantiene como un testimonio del diálogo entre el arte y la memoria de Chiu Chiu.