El período prehispánico temprano en el área ha sido ampliamente estudiado por diversos arqueólogos y otros especialistas (Latcham, Uhle, Le Paige, Núñez, Barón, Llagostera) las investigaciones han demostrado la influencia del oriente boliviano, noroeste argentino hasta llegar a la influencia incaica del cual la actual área de estudio formó parte como collasuyo en un todo compuesto por el Tawantinsuyo.

Sin embargo el período de desarrollo de los llamados Señoríos Regionales (900–1450 años d.C.), común al norte de Chile con expres iones como el “uso de diversos pisos ecológicos ”, intenso tráfico de caravanas, con traslados no solo materiales sino que culturales, fortaleció un foco de desarrollo local de la cultura atacameña, que se expresa perfectamente en las colecciones museográficas existentes.

Es aquí cuando se desarrollan en su mayor esplendor los poblados fortificados, destacando los pucaras de Turi, Lasana, Chiu-Chiu y Quitor, a lo que se suma una profundización de las obras de regadío y actividades ligadas a la agricultura de terrazas, los textiles y alfarería local, etc. Denota también esto último, la intensa especialización de este territorio como pasadizo entre los andes del sur y la realidad de conflictos que se generalizaron hasta la llegada invasora de los españoles.

Para este trabajo se distinguirán 5 procesos de invasión exógeno de tipo político y cultural: Los imperios de Tiwanaku, Incas y Españoles, y los Estados de Bolivia y Chile, a lo cual se suma el proceso de invasión cultural ligado al comienzo de la actividad turística de la década de los años 90, caracterizada por la gestión de los “afuerinos” en desmedro de los atacameños.